viernes, 24 de abril de 2009


CONFESIÓN DE UN CONDENADO

Aquí, sentado en el frío suelo de mi celda
veo los días pasar a través de mi ventana
partida su visión por los negros barrtes de mi alma.

Mis manos arrugadas por el paso del tiempo
anhelan sentir la libertad entre sus dedos,
mi pelo cano señala el paso de los días
y las arrugas de mi rostro estropean mi fachada.

No se cuantos años llevo aquí encerrado
tan solo sé que antes era joven, vital
y que todo se ha ido consumiendo poco a poco.

¿Cual fué mi delito para tal castigo?,
si los ángeles pudieran testificar,
sabrian todos que soy inocente
que pago la dura condena de otro.

Hace meses que no recibo cartas de mis hijos,
esas que tantas veces me han devuelto la vida.
Mi esposa, mi adorado angel personal
ya no viene a verme, ni siquiera me llama.

Las esperanzas se consume
encerrado entre estas cuatro paredes.

A veces desearía la muerte
pues la vida ya se olvidó de mi
y la soledad es mi única compañía.
Me queda la eternidad para lamentarme,
mi único delito fué vivir y amar fuertemente.
Mis manos nunca se han manchado de sangre
jamás he matado a nadie,
sin embargo me he convertido en un asesino.

Solo deseo que los días pasen rápido
y que mis ojos hundidos por el llanto,
se cierren poco a poco
hasta liberarme de este infierno
y ser felíz para siempre
sin nada de que preocuparme
ni de que lamentarme.

Querida muerte hazme una visita
llevame de estas cuatro paredes
y hazme libre eternamente.

1 comentario:

  1. jolin Jesi,se te da bien la escritura y los versillos eh?,venga un saludo y un beso

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